En la poesía griega antigua, el epinicio era un himno triunfal, una canto de victoria que solía realizarse con los atletas vencedores de unos juegos olímpicos.
Vemos o escuchamos en los medios de comunicación y en las redes sociales como los partidos políticos comienzan a anunciar las candidaturas para los comicios autonómicos y municipales del 28 de mayo de 2023.
Comenzamos una etapa en la que la siembra realizada durante los meses y años anteriores se visualiza con el listado de personas que nos deben llevar a la victoria en las próximas elecciones.
Estos equipos, formados de mujeres y hombres seleccionados por su compromiso, competencia y trabajo, deben liderar, con la moderación moral que se aconsejaba en las conclusiones de los epinicios, una carrera de fondo para lo cual nos hemos ido preparando y se han ido consumiendo las diferentes fases del proceso.
Como en todos los colectivos, los valores han de ser fundamentales. La ideología, algo de lo que no podemos distanciarnos, debe encabezar el elevado número de ideas que el contacto con la gente nos transmite.
Ahora es el momento de volver a los orígenes. Si nunca se ha debido perder la permanencia con lo más próximo, nos quedan semanas en las que el predominio de la calle sobrepasa la reflexión o el trabajo de despacho.
No son las sonrisas forzadas o los movimientos de actividades artificiales los que van a persuadir a la gente para acompañarnos. Es la sinceridad de sentirte arropado, querido, identificado con lo que ves, la que hará posible que volvamos a entonar los cantos triunfales.
Tenemos todos los instrumentos para lograrlo. Hemos acumulado un caudal impresionante de experiencia, de buenas prácticas, en Ayuntamientos, Diputaciones, gobierno autonómico y central. Este bagaje, por si solo, no es suficiente. Lejos de todo ello tenemos que estar en constante
y continuo proceso de reciclaje. Actualizar mensajes. Clarificar programas. Recoger propuestas y proponer iniciativas.
De esta manera, el camino que nos llevará a la meta deseada se recorrerá con la ilusión de ser consciente de que estamos haciendo las cosas bien. De que sólo nos preocupa contribuir al bienestar de la gente. De participar con orgullo y contundencia en un proyecto dirigido a mejorar la vida cotidiana de cada uno de nosotros.
Esa es la razón de ser de la política. Ese es el sentido que da la vocación de servicio público. Esa es la pasión que necesitamos que se contagie al mayor número de los que nos rodean.
Así, en puridad, no podemos hacer otra cosa que continuar trabajando con denuedo y sobre todo con continuidad. No es ahora el momento de echar todas nuestras energías en el empeño. Es ahora cuando se va a demostrar la consecuencia del trayecto recorrido. Y es ahora cuando vamos a demostrar que nos queda mucho, pero que mucho, por ofrecer.
Vamos a ello.
Be the first to comment