Siempre es una alegría invitar al salón de casa a la familia, a los seres queridos, a los amigos… los momentos más entrañables, bien porque haya que celebrar y, por supuesto, para acompañar.
Nuestros momentos más íntimos, más tiernos, y los más humanos, están ahí. Y como una perfecta metáfora, esta semana Almendralejo celebraba Iberovinac, la 21 edición del Salón del Vino y la Aceituna de Extremadura. Dos productos que nunca faltarían en nuestra mesa, en nuestro salón, y en los que hoy Extremadura, se ha consolidado en los últimos años como la segunda región española en hectáreas de viñedo y en producción de vino, así como tiene unas cifras récord en el sector de la aceituna con más de 100.000 toneladas de aceite de oliva y 300 millones de euros de producción.
Unas cifras que aún pueden mejorar con la llegada prevista de los regadíos a Tierra de Barros. Una obra muy ambiciosa que afectará a 12 localidades de la comarca con una inversión de más de 250 millones de euros, y que impulsará al sector agroalimentario con un gran impacto económico y social en nuestra región.
Extremadura va a seguir creciendo, desde el salón que es hoy este sector para nuestra región, y que se muestra como la mejor exposición de productos y buen hacer que es el sector agroalimentario en la economía actual, en la situación mundial actual. Sabiendo, además, que tenemos un enorme potencial en un mundo altamente competitivo y donde somos conscientes de nuestras mejores capacidades. Es del corazón de su riqueza, económica, social y cultural, que todo lo envuelve.
Y si hay en una celebración sabemos que el salón es el lugar predominante, es en la cocina donde sucede lo más divertido, donde aparecen las mejores conversaciones y, sí, donde se elabora el centro donde discurre todo (me sirve para la comida y para la conversación, al final, todo alimenta).
Mi más sincera enhorabuena a Versátil que fue galardonado con el Mantel Blanco por la mejor carta de vinos; la calidad y el éxito, sin duda, son el resultado del conocimiento pleno de los productos DOP, del talento, de la formación, y de una apuesta decida por Extremadura en todos sus matices y desde su interior.
La España deseada se construye desde el sector agroalimentario, alimenta al país, desde la base, llena de vida nuestros pueblos con su generación de empleo, por su apuesta por la innovación, por ejemplificar que con talento y formación no hay sombra que aparezca y convertirse ser el espejo del resto.
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